NUESTROS COLORES

A lo largo de la historia de la Iglesia, muchos de nuestros hermanos han sido perseguidos y martirizados por su fe. Primero fueron los circos romanos, más tarde las hogueras de la Inquisición… hemos sido perseguidos en la dictadura y continuo objeto de burla o discriminación. Por ello nuestros colores no solo están unidos a nuestros chalecos, sino que han sido grabados a fuego y sellados por el Espíritu Santo en nuestros corazones. Representan nuestra forma de vida, nuestra fe y la transformación que el amor y la gracia de Dios ha realizado en nuestras vidas. Sí, es cierto, es posible que en algún momento fallemos y nos veas caer, pero también nos verás levantarnos ya que para lo que a nosotros nos es imposible alcanzar, es posible a través de la fe en Jesucristo.